Es uno de los amores del verano ¿Que mujer no ha deseado tener uno entre sus carnes? Ese color tan fresco, ese tacto tan suave, ese aire tan romántico y exótico…. Señoras… que estoy hablando de un vestido… eh…!!
Yo sueño con él desde que era una cría, y viajaba al mediterráneo en busca del verano perfecto…!!!
No hay nada más adecuado para un lindo atardecer de cálida brisa en el rostro, después de haber pasado el día en la playa y dejar que el sol y el salitre se adueñaran de tu piel…
Pasear al borde del mar con un ibicenco es la máxima expresión de «El Dorado» para una hippie desclasificada como yo… Y sigo hablando de un vestido… oigan…!!!
Pero no hay que dejarse engatusar por cualquier sucedáneo que se nos cruce por delante, ojito!! Encajes y perifollos de poliester no son auténticos, abuso de volantes y fruslerías indican falsedad absoluta, o un desvarío afrancesado.
Un ibicenco auténtico es blanco y de algodón, como mucho crudo y de lino…
Si la tarde refresca admite un foulard rodeando el cuello y una chaqueta de punto liviana que no lo atosigue.
¡¡¡Dejad que el ibicenco acaricie vuestra piel en una calurosa tarde de verano y os sentiréis la reina de los mares!!!
- Vestido ibicenco, vestido beige, chaqueta y foulard: Punto y Aparte
- Cuñas de madera: Emma Go
- Gafas de graduadas y de sol: Mr Boho en Central Óptica
- Collar y pulsera: Chévere, Lanzarote
- Clutch: By Bero Arekipa
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