No voy a dedicarme ahora al «Trash the Dress«. ¿Sabéis lo que es? Es algo que se está poniendo muy de moda en USA y países europeos. Se trata de hacerse fotos con el vestido de novia, justo después de la fiesta o unos días más tarde, para literalmente destrozarlo: rasgarlo a trizas, pintarlo a brochazos, tirarse con él al mar o a una piscina, o a un barrizal… En fin, se supone que se ha acabado la ceremonia y puede salir a relucir la personalidad de la novia de verdad una vez que se ha quedado bien ante familiares y amigos.
Lo que pasa es que yo no me disfracé ni cambié mi personalidad para casarme… Fui de «yo misma» pero un poco más arreglada de lo habitual… Por eso me puedo poner mi vestido de novia muchas más veces… De hecho he decidido ponérmelo todos los años en mi aniversario para ir a celebrarlo con mi maridito a algún sitio bonito. Y este primer aniversario lo he combinado así ¿qué os parece?
Le puse al lado un abrigo verde, regalo de mi amiga Omaira, y los complementos en negro.
Nada complicado pero muy favorecedor…
El vestido es un clásico para toda la vida, encaje blanco con un corte ajustado que no ceñido al cuerpo. Como no tiene mangas resulta muy apropiado para ponerle encima una chaqueta o un abrigo de verano como en este caso.
Cada vez me encuentro mejor con este corte de pelo, es casi igualito que el que llevaba Jean Seberg en «Al final de la escapada«.
A ver con qué me lo pongo el año que viene… pero seguro que lo saco antes del armario…
- Vestido: Armani Jeans
- Abrigo y cinturón: Zara
- Bolso: Purificación García
- Zapatos: Lodi
- Reloj y anillo: Tous
- Pulsera: Pilgrim
- Gafas de sol: Primark
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