Sabeis qe es una de mis Ídolas desde el comienzo de este blog.Y no soy la única, esta chica se está convirtiendo en icono de estilo, fashionista a seguir, creadora de tendencias e icono por excelencia de la nueva década que acaba de empezar.
Pero creo que ya he descubierto parte de la razón de su éxito: tiene ese «no se qué», ese glamour, ese «savoir-faire» que también tenía Audrey Hepburn.
Son igual de delgadas, con carita de ángel, ambas son buenas chicas que no dan lugar a escándalos, y además de guapas también tienen algo de tristeza en la mirada, que las hace todavía más cercanas a la gente y nos conmueve a admirarlas. Audrey pasó hambre en la 2ª Guerra Mundial y Olivia una fuerte depresión después de sufrir los primeros golpes de la fama.
Me di cuenta de todo esto cuando vi las fotos de Olivia en blanco y negro que hizo para Vogue España:
Veamos otra posible similitud, quizas forzada por los directores artísticos de este posado, que acentúa su comparación con la mítica actriz:
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Sigo diciendo que está demasiado delgada. Tenía que quedarse un poco más por España y hacer una buena ruta gastronómica por sus autonomías varias.
Bien, pues para sentirse un poquito Olivia-Audrey nada mejor que enfundarse un vestido ceñido y favorecedor. Y si ya estamos algo cansadas de LBD (que siempre es un éxito seguro) podemos optar por algo distinto en cheviot, como éste que se me pegó en la tienda de M&R:
Es un estilo muy años 50′, en cuanto me lo probé me sentía, no como Betty Draper, si no más bien como Joan Holloway:
Es de la marca francesa Jus d’Orange y ahora os enseño el primer outfit que he pensado con él:
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