A veces en los últimos días de rebajas se encuentran chollos inesperados, que una no entiende como demonios aún están ahí, en la percha sin que nadie se los hubiera llevado, tan solitos…
Esto me pasó el otro día en Uterqüe. Me encanta esta tienda, bueno las cosas que tiene, porque en la tienda me siento cual topo, pues no consigo ver nada con claridad hasta que llego al probador. Esa iluminación tan contrastada, casi a oscuras en las partes de andar por la tienda con esas luces tan brillantes justo encima de la ropa, por no hablar de las estantería de bisutería, ¡nunca he logrado ver nada! me deslumbra tanto que se me quitan las ganas de cogerlo… Cuando salgo de la tienda tardo varios minutos en recuperar la visión normal, como cuando sales de un tunel desde el coche un día que hace mucho sol. ¡Por favor, señores de Uterqüe, cambien la iluminación!
Bueno, pues el otro día debía yo ya estar media cegata que me encontré un vestido rebajadiiiiisimooooo de mi talla (L) No me lo podía creer. Pensé, seguro que me queda fatal… Pues no, me queda estupendo. Tiene ese aire de minimal que no contaba yo ponerme tan pronto este otoño (el Vogue lo llama «Silueta Simplicity«):
Es de una tela tipo raso de polyester muy poco brillante, con una caída magnífica. Y esos drapeados laterales le añeden un toque sofisticado. Lo malo va a ser que es de los de llevar a la tintorería. ¿Alguien lo entiende?: de polyester y dice «no lavar»…
De momento lo he conjuntado con estos complementos que he encontrado en la red, porque aún no he fotografiado los míos de otoño-invierno. Me ha quedado un poquitín de cocktail:
Las sandalias son de Jimmy Choo, el clutch de Zara, la estola de Topshop y el collar babero ni idea, pero hay uno muy parecido en Tous.
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