Cuando este desfile llegó a este punto, todos los allí presentes sabíamos que llegaba la noche de Luis Alonso Modista… las ceremonias… las ocasiones especiales en las que una mujer quiere gustar y gustarse… destacar por su elegancia y no por por el oropel… triunfar en el podium del glamour con altas dosis de sofisticación y estilo…
Nadie como Luis para conseguirlo… nada como estas maravillosas telas en sus manos para regalarnos ese don a las mortales mujeres de carne y hueso…
Sensualidad y no atreviminnto obsceno… pulcritud y no cacharrería absurda… aparente sencillez y no sorpresiva complicación…
Que los grandes modistos son arquitectos de la tela, ya lo he dicho muchas veces, y Luis Alonso se merece estar en ese paraninfo, porque nos transforma a su vez en semi-diosas si nos dejamos vestir por una de sus obras…
¡Muchas gracias Katia, por pararte en esa columna! Tu posado me hace recordar a Ava Gardner en la película «Venus era mujer»…
Las lentejuelas en rojo son pura fiesta, pero para llevarlas con distinción hay que saber diseñar muy bien y confeccionar mucho mejor…
¡¡¡No creais que es el final aún, queda el fin de fiesta…!!! Estas cosas de la alta costura es lo que tienen, hay que tomarlas sorbito a sorbito, sin atragantarse… para apreciar todo lo magnífico que hay en ella.
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