Hoy os voy a contar una experiencia deliciosa.
Hace unos pocos días me invitaron a probar uno de los tratamientos estrella más novedosos en el Urban Spa del Marisma Wellness Center de Santander.
Veréis: «Citrus Supreme» es un tratamiento corporal muy apropiado para esta época del año, la primavera, puesto que su base es una exfoliación de la piel del cuerpo a base de productos con una alta concentración de vitamina C. Y ya sabemos lo buenísima que es la vitamina C para todo.
Pero en el caso de este exquisito ritual de belleza, los activos incluídos en los cosméticos de Natura Bissé son antioxidantes, reafirmantes y revitalizadores. Actúan redensificando el tejido cutáneo, dejando una piel radiante con un tono uniforme, como pude comprobar en mí misma.
Por eso es tan adecuado este tratamiento en primavera, pues al salir del letargo del invierno, nuestra piel también necesita librarse de las células muertas para que afloren las nuevas y así estar bien preparada para recibir los nuevos aires y soles que nos traen los meses que vienen.
¡Y es un ritual tan placentero! Nada más llegar al spa, y después de una agradable acogida, te conducen al vestuario donde te espera un confortable albornoz y unas zapatillas:
La sala donde tiene lugar el tratamiento está cálidamente iluminada, aclimatada y con una suave música muy relajante. Un aroma cítrico y de flores de azahar envuelve la estancia.
La responsable de aplicarme el Citrus Supreme fue Marta Clérigo, una estupenda profesional que con su melodiosa voz me iba explicando cada paso. Voz suave pero mano firme, tan necesaria para que un buen masaje haga mella en nuestro cuerpo.
El primero de los masajes es con el producto exfoliante que se reparte con enérgicos masajes por todo el cuerpo.
Luego viene la aplicación de una crema muy untuosa tras la que me envolvieron en la manta térmica. La sensación de bienestar es enorme. Absoluto relax y total abstración en pensamientos positivos. Ese es el estado físico al que te lleva.
Después de una agradable ducha caliente que hay en la propia sala para quitarse los restos de la crema, viene el siguiente masaje que es hidratante, fresco y reparador. El placer va en aumento.
Y para acabar me pasaron a la sala de las tumbonas de cerámica calientes: un cálido confort, superrelajante que se acompaña de un té oriental o un zumo de frutas. La suave música continúa y te puedes quedar allí todo el tiempo que desees.
Cuando volví al vestuario pude tocar mi piel y notarla completamente renovada e hidratada, de una suavidad increíble, además de notar un suave perfume cítrico por todo el cuerpo.
Al salir a la calle noté que la sonrisa se me había puesto hacía rato y no se iba, me sentía ligera como una pluma, parecía que había perdido tres kilos. El efecto reductor y drenante de un tratamiento como este también es interesante.
Os lo recomiendo a todas. Una experiencia así nos la merecemos por muchas razones, cada una que elija la que más le convenga… ¡Yo pienso repetir muy pronto!
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